miércoles, 4 de agosto de 2010

Nuevas Tecnologías y docencia

El siguiente es un link que permite acceder a una nota que resulta interesante de leer. En ella se observan las brechas generacionales y los conocimientos acercas de las NTICs. Por una cuestión de tiempos, reescribí el texto como aparece en su publicación.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0491/articulo.php?art=23376&ed=0491


"El 60% de los maestros tiene más de 40 años y se lleva mal con Internet
De manera desigual, los gobiernos nacional, provinciales y municipales están aplicando planes para insertar las netbooks en las aulas pero no prestan atención a otro problema grave: la mayoría de los docentes están poco familiarizados con las nuevas tecnologías, como admiten también los propios gremios. El mejor ejemplo es lo que pasa con las comunicaciones entre los maestros: continúan prefiriendo los cuadernos al e-mail. Los pocos relevamientos disponibles corresponden a la Ciudad de Buenos Aires y los especialistas entienden que la situación es peor en el resto del país.

Beatriz es responsable de la administración de una escuela privada del barrio porteño de Belgrano. Cuando quiere comunicar algo a los docentes, deja un cuaderno en la sala de profesores donde cada uno debe firmar después de leerlo. Frente a la pregunta sobre si es conveniente enviar las novedades por mail, Beatriz responde: “No, porque chequean el mail una vez por semana o ni siquiera lo usan”.
Tanto a nivel nacional, como en algunas provincias y ciudades, los gobiernos –conscientes del avance galopante de las nuevas tecnologías– están aplicando planes para insertar las netbooks en el aula.

En la Ciudad de Buenos Aires se está realizando una prueba piloto de lo que será el Plan de Educación Digital. Esta prueba consiste en la capacitación de docentes y en la entrega de netbooks a seis escuelas. Además de la formación docente, desde la Dirección de Incorporación de Tecnologías (Intec), que depende de la Dirección General de Planeamiento, aseguraron a PERFIL que en el plan digital habrá en cada aula un “facilitador pedagógico digital” que asistirá en el diseño e implementación de actividades. “Los capacitadores visitan las escuelas y realizan allí mismo las sesiones de trabajo”, explica la licenciada María Florencia Ripani, directora de Intec.

Silvina Gvirtz, doctora en Educación y directora de la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés, pone el ojo en cómo se forman los capacitadores. “Muchas veces el problema está en la poca capacitación de los que capacitan a los docentes. Hay varios malos diseños de política educativa por parte del Estado, con un modelo de capacitación poco feliz”, opina Gvirtz y advierte: “Es muy importante que los modelos acompañen la incorporación de tecnologías. Hay entregas de computadoras que son ‘computadoras floreros’”.

Más allá de los múltiples proyectos gubernamentales que se encuentran en su fase inicial, la relación actual de la mayoría de los docentes con las nuevas tecnologías preocupa a especialistas y a los mismos docentes.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en 2004 había en la ciudad 74.300 docentes, de los cuales 41 mil enseñaban en escuelas públicas. De este grupo, el 60% tiene más de 40 años. Es decir, son 24.600 los que nacieron, crecieron, se educaron y trabajaron sin Internet.

Ante las consultas sobre la relación entre el manejo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la edad, las opiniones están divididas.
En las capacitaciones del Plan de Educación Digital, las autoridades notaron una relación entre estas dos variables. “Se observaba un grupo de jóvenes con mayor dominio instrumental de la tecnología que los maduros. Además, hubo algunos signos de resistencia a la incorporación de tecnologías en las tareas diarias del aula. Los más jóvenes se mostraban más predispuestos y a los más maduros les resultaba difícil situarse en el nuevo contexto digital de enseñanza-aprendizaje”, comenta Ripani.

Ana María Andrada, que acaba de publicar el libro Nuevas tecnologías de la información y la comunicación” y es directora del Centro Blas Pascal de Informática Educativa, cree que la ausencia de este manejo no siempre es generacional. “También hay jóvenes con un desconocimiento de las nuevas tecnologías”, aclara.

En las clases de Matemática que dicta Agustín de la Cuesta (34) en una escuela pública tienen disponible el aula de Informática sólo una hora cada 15 días. “Los docentes de más de 50 años tienen que adaptarse, hay gente que se adapta y otra que es más reticente. Y, aunque es una minoría, también hay maestros jóvenes que no les interesa ni tienen idea de tecnología”, opina.

Más allá de las edades, se observa en varias escuelas cómo los recursos humanos se manejan por afuera de los últimos avances tecnológicos. Mientras que la mayoría de las ofertas laborales tiene entre sus principales requisitos un dominio básico de la tecnología, el mundillo escolar se mantiene al margen: aulas con pizarrones y tizas, libros de actas para completar con lapicera, alumnos que exponen a la clase con una cartulina y la máxima aproximación al siglo XXI: ver un DVD en el salón de usos múltiples. Así, las herramientas y facilidades que ofrecen las TIC quedan desaprovechadas en muchas escuelas.

“Los docentes en general tienen poco dominio de la tecnología y los que tienen dominio es más por una inquietud personal”, piensa la profesora Andrada.

Mabel Kaprow (56) es la titular de la Secretaría General de Educadores Argentinos (Seduca) y cuenta que fue muy difícil lograr que los alrededor de 3.800 afiliados recibieran la información por correo electrónico. “Cinco años atrás, cuando empezamos a mandar la información por mail y a colgar en la Web el material de estudio, nos miraban con la ceja levantada, no entendían lo que era ‘bajar de la Web’ y no les gustaba manejarse por mail. Logramos que se hicieran una casilla pero casi no la chequean”, cuenta Kaprow. Algo parecido sucede en su instituto de formación.

“Los docentes que cursan no saben ni quieren bajar la bibliografía de la Web, tampoco les gusta recibir el material en CD porque lo quieren en papel para subrayar”, agrega. Kaprow también relaciona esta resistencia con la edad. “Los profesores con más de 50 años no quieren acercarse a las nuevas tecnologías. En cambio, los que tienen entre 40 y 50 se están animando”. Y considerando las edades que suelen tener las autoridades, la secretaria general de Seduca concluye: “Pero es difícil cambiar estos hábitos, sobre todo si tenemos en cuenta que las conducciones abren el mail una vez por semana”.

También existen quienes, obligados por cuestiones laborales que exceden las clases en el aula, deben aprender a usar la tecnología. Casi cuarenta años después de la creación del correo electrónico y 15 desde la primera oferta comercial de Internet en Argentina, son muchos los que recién ahora están experimentando con las posibilidades que dan los softwares, Internet y la computadora.

Tal es el caso del docente Raúl González, secretario de Acción Social de Seduca: “Ahora uso el mail por mi función gremial. Pero los que damos clases en escuelas técnicas normalmente somos más reacios al uso de las tecnologías”.

Claudia trabaja en una escuela pública en Caballito y dice que cada vez que pide material para las carteleras o para algunas publicaciones escolares son varios los profesores que le dan los textos impresos en computadora o incluso manuscritos. “No se dan cuenta de que después lo voy a tener que tipear todo a la hora de diagramar e imprimir, ni se les ocurre enviármelo por mail”, cuenta.

Sergio Romero, secretario general de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), calcula que la mitad de sus afiliados tiene computadora. “Todavía hay que trabajar mucho en este terreno. A salarios bajos y costos importantes de material, es una traba que se va a tener que superar”, opina. Sin embargo, para Romero, “la computadora debe ser empleada como un complemento y no debe reemplazar los elementos tradicionales de enseñanza, que son la tiza, el pizarrón y el libro”.

Del mail a los programas educativos. Los especialistas coinciden en que ni siquiera un manejo estándar de las tecnologías sería suficiente para aprovechar los avances en las clases.

Silvina Gvirtz señala que la estrategia para la capacitación debe ir más allá del dominio de la tecnología. “Los docentes no son nativos tecnológicos sino migrantes tecnológicos, y eso marca una diferencia con los alumnos. Aun cuando sean buenos usuarios de la tecnología, tienen que aprender estrategias para trabajar con ella en el aula”, opina Gvirtz, también investigadora del Conicet y consultora externa del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE)-Unesco.

Para el sociólogo Alejandro Artopoulos, profesor e investigador de Educación y Tecnología en la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, el panorama es “bastante desalentador”. Máster en Gestión de la Tecnología y consultor en TICs, educación y desarrollo de IIPE-Unesco, Cepal, PNUD, ministerios nacionales y gobiernos provinciales, Artopoulos afirma: “Por supuesto que hay docentes avanzados e inquietos que usan la computadora para sus clases, pero entre el 50% y el 70% no se sienten cómodos con las tecnologías y están lejos de ellas por diferentes razones. La mayoría tiene casilla de correo pero se sigue manejando con pautas de uso precarias de la tecnología. Tener una cuenta mail implica chequearla todos los días. En lugar del correo electrónico, suelen usar el celular como forma de comunicación más cómoda”.

En cuanto a la manera de instruir a profesores, Artopoulos afirma: “Las capacitaciones que he visto son bastante deficitarias. Hacen un uso instrumental de la computadora, o peor: les enseñan a los maestros las funciones básicas de la computadora y el uso de Office. Ni el Word ni el Excel ni el Power Point fueron pensados para educación, sino para trabajos de oficina. Ya hay varias décadas de desarrollo de software educativo como para ignorar que para cada asignatura existen programas especializados. Pero es difícil enseñarle a alguien que viene trabajando con tiza y pizarrón”.

La profesora Ana María Andrada, especialista en educación y nuevas tecnologías, piensa que las instituciones educativas eludieron el cambio porque implicaba repensar todo el paradigma educativo. “Las instituciones no se han puesto a la altura de las circunsantacias de la época que se vive, considerando que los chicos que reciben son contemporáneos a la era de la información. No se armó un proyecto orgánico para redefinir no sólo los contenidos sino las metodologías”, piensa Andrada. Sin embargo, considera que los planes gubernamentales contribuirán a esta reflexión. “La llegada de las netbooks a las escuelas y el entusiasmo de los chicos van a presionar para que se materialice este cambio”, opina.

A pesar de algún pronóstico sombrío, Artopoulos cree que las instituciones educativas se pueden ir adaptando. “Estamos lejos de hacer una capacitación digna porque no tenemos la experiencia en el país de todos los avances que se han hecho en los últimos años. En un futuro más o menos mediato se puede ir ajustando. Deben realizarse capacitaciones que superen la idea de ‘sólo le tengo que enseñar a usar la computadora’”, opina.

Los especialistas coinciden en que muchas veces se realiza una incorporación instrumental de la tecnología. Sin embargo, los cambios que introducen los recientes avances implican una modificación mucho más profunda.

“En esta nueva modalidad, el modelo de enseñanza tradicional se hace añicos: aparece el aprendizaje colaborativo y el rol del docente se horizontaliza”, afirma Andrada.

Si estos cambios sucedieran, el trabajo de enseñar sería muy diferente. “El docente tiene que reenamorarse de su oficio y para ello es muy importante que tenga lugares donde experimentar”, concluye.

“Las nuevas tecnologías revolucionan el concepto de educación, que está entendido como la transmisión de saberes de la generación adulta a la generación joven. Acá la joven va a saber más que la adulta en algunos casos”, señala Gvirtz y explica que como educador existen dos posiblidades: “Podés inhibir el saber del joven o potenciarlo: mostrar que la relación educativa puede ser inversa, jugar con tutorías en clase, que los estudiantes más avanzados puedan ayudar a los menos. No cambia el rol de adulto del profesor pero sí el lugar del saber”, concluye.

Una idea que prendió entre los políticos
La idea comenzó con Nicholas Negroponte, el gurú de la era digital y profesor del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), cuando en 2005 propuso a las Naciones Unidas promover la distribución gratuita de computadoras portátiles de bajo costo. Su equipo había logrado fabricar laptops por cien dólares, capaces de generar su propia energía eléctrica a través de una manija. Los destinatarios, esta vez, no eran los adultos, sino los niños en edad escolar. Su objetivo era claro: reducir la brecha digital, que estaba separando cada vez más a los países centrales de las naciones subdesarrolladas, y dentro de éstas, a los ricos de los pobres.

La idea tuvo un excelente apego entre las autoridades argentinas, aunque la compra de estas netbooks no se llevaría a cabo a gran escala por problemas en la financiación. Finalmente, cinco años después, el Gobierno lanzó el Plan Nacional de Educación Digital, por el que ya se entregaron 50 mil computadoras a niños de todo el país. El programa promete alcanzar los tres millones de computadoras distribuidas durante los próximos tres años, es decir, a casi todos los niños que acuden a niveles primarios en escuelas públicas. Para la ejecución del programa se invertirán 750 millones de dólares y la fabricación, esta vez, será en Argentina.

Otra iniciativa similar es la que está llevando a cabo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que en mayo realizó la primera entrega de netbooks. La medida del macrismo incluye la distribución gratuita de 170 mil computadoras, lo que representa una inversión de 200 millones de dólares. Para disminuir también la “brecha generacional”, el programa porteño incluye una capacitación especial para los 14 mil docentes de escuelas primarias de la Ciudad.

La idea en nuestro país fue promovida en parte por el Uruguay. Allí, en 2007, comenzó en la ribera este del Río de la Plata la distribución de computadoras a 362 mil alumnos. Además, se capacitaron 18 mil maestros.

NTIC y Escuelas

¿Cómo pensar nuevos puentes entre los grandes cambios (y constantes) de las tecnologías y los conocimientos que formará a las generaciones ...